Extrañando personas sin rostro, proyectándome en el futuro, uno tan incierto, pero con tan solo una certeza: la muerte.
¿Cómo es posible que en este preciso momento todos se torne negro y gris?
Los sueños se convierten en neblina.
La esperanza: en miedos.
El camino: una sentencia,
y todo lo que me llena de vida: en flores marchitas.
Hoy, ahora, en este instante, le temo a la muerte. Sí, lo sé, se me pasa en breves, pero vierto mi corazón en estas líneas, diciendo lo que mi alma guarda: "Hoy temo a la muerte."
El saber "el fin," la nada...
Temo la muerte, pero no por mi vida, o no únicamente por eso, temo la muerte por todo lo que morirá cuando yo me vaya.
Tantos sentimientos, los recuerdos, las historias que guardo en la comisura de mis sonrisas.
Todos esos secretos que llegarán sin ser contados, cumpliendo mis promesas.
Todos los besos que aún no he dado.
Los besos de mi madre, los abrazos de mi padre.
La complicidad con mis hermanos.
Las comidas y consejos de mis abuelos.
La madre segunda que la vida me ha dado.
Las ganas de no perder a mis primos.
Las ayudas de mis tíos.
La increíble y caótica casualidad de coincidir con mis amigos, y con quienes quiero.
Mis hermanos de la vida.
Los amores fracasados.
...
Cuando sostuve a mi hijo en brazos.
...
La primera vez que la vi...
Todo eso muere, hoy para mí, muere.
No se propaga en el tiempo. No se eleva con la brisa de la primavera mezclándome con la vida y color.
No hay eternidad.
Hoy, para mí, solo hay oscuridad al final.
Hoy, en un futuro, solamente seré recordado por el olvido.
Y lo digo de nuevo, sé que en unos minutos la vida me abrazará con su caos, con sus aromas, sorpresas, colores. Con el amor que me espera. Con las historias de mi hijo esperando para ser oídas. Con comidas con mis padres y hermanos. Con la cerveza con amigos... con sus ojos, piel y sus labios...
Pero como ya dije también, esta nostalgia no es mía, y no sé si me asusta más el irme primero, o vivir lo que me quede sin ti.

No hay comentarios:
Publicar un comentario